Transparencia: mapear cuántas mujeres hay en la organización por cargos y áreas, esto ayuda a generar awareness, provocando una reflexión y concientización sobre el tema.
Grupos de trabajo diversos: mezclar a los profesionales en proyectos o iniciativas internas, tener la presencia femenina y masculina siempre juntas acaba con el mito de que cierta área debe contar con la predominancia de solo uno de los géneros.
Disminuir los sesgos de los procesos selectivos: los reclutadores deben tratar de desprenderse al máximo de estos sesgos y evaluar únicamente las cualificaciones del profesional.
Establecer programas de formación internos: lo ideal es invertir en programas de formación de liderazgo, usando los talentos ya existentes y moldearlos con los valores y la cultura de la empresa.
Evitar hacer distinciones: Los reconocimientos deben orientarse al profesional que logró buenos resultados, independientemente del género.
Crear grupos de apoyo: crear grupos de discusión solo con profesionales femeninas, a fin de brindar un entorno seguro que permita el intercambio genera empatía y unión.
Garantizar la diversidad desde los niveles ejecutivos: es importante considerar la presencia de las mujeres en todos los niveles del ecosistema, incluso en los cargos C-level y en los boards.